Desde mi Cuarto (2020)

A finales del 2020, en medio de la pandemia, lo perdí todo. El trabajo se había ido y, con él, mi estabilidad. Vendí cada uno de mis instrumentos, mi computadora, todo lo que había construido para sostener mi vida musical. Creo que ese fue un parteaguas en mí: un golpe tan fuerte que aún lo siento al recordarlo.

Pasaba los días enteros fumando marihuana, viendo videos interminables en Facebook, como si el tiempo no significara nada. Llegó un punto en que ya ni dinero tenía para comprar más, así que decidí plantar mi propia hierba, me fumaba todo hasta las hojas con tal de consumir algo. Y sin embargo, la música seguía ahí, respirando en mí, empujando para salir aunque yo tratara de callarla.

Un día, por una grabación de video que me habían pagado, recibí 3500 pesos. Usé 1500 para sobrevivir, pagar recibos, estirar los días. Con los 2000 restantes fui a la Plaza de la Tecnología y compré una laptop Toshiba sencilla, de doble procesador, nada impresionante, pero suficiente para escribir. Mi idea era dedicarme a los guiones, pasar el tiempo inventando historias. Pero un día me pregunté: ¿qué pasa si grabo una canción aunque sea algo muy sencillo?

Tenía conmigo un micrófono de juguete, marca “Mi Alegría”, olvidado por mi sobrina. Y en una guitarra de nylon (que aún conservaba porque mi papá me la habia regalado despues de el rescatarla, darle mantenimiento y que siendo sinceros no valia ni 500 pesos) había escrito unas nueve canciones, todas hablaban de mi tristeza, de la sensación de que mi vida se había desmoronado y que ya no tenía futuro. Como no tenía ni controlador, ni instrumentos, me vi obligado a probar algo nuevo: samplear.

Un amigo, Eccograms (Vaav Social Club), me había mostrado un sitio llamado Looperman. Pasaba noches enteras escuchando loops, cuidando cada detalle como quien selecciona tesoros, con una caguama al lado. Había algo mágico en ese proceso: cualquier canción mía, con algún loop encontrado al azar, terminaba encajando de una manera que parecía escrita por el destino. Esa chispa de azar me sostuvo.

En tres meses terminé el disco desde mi cuarto. Por primera vez no cantaba: rapeaba. Tenía tantas cosas que decir que la única métrica posible era la que usaban en el rap. Con una laptop barata, un micrófono de juguete y sin más recursos que el ecualizador nativo del Reaper, conseguí un álbum que me llenaba de orgullo.

Era un disco distinto, porque decía cosas tan sinceras que a veces lloraba al escucharlo. Y aún hoy, con la vida ya tan distinta, lo vuelvo a oír y siento que sigue siendo una de las obras más puras que he hecho. Porque ahí, en medio de la ruina, me descubrí más honesto que nunca y que no importaba que pasara se: puede hacer música con todo y en todo momento.

Aquel disco fue Desde mi Cuarto y se lanzo un 18 de Noviembre del 2020.

Género: Rap

YouTube Music

https://music.youtube.com/playlist?list=OLAK5uy_njGCtMoIHMPdxCf0tEt_9H-qjQtCB9LNM&si=85Spi6pI_cPkE6TP

Deja un comentario