A finales del 2024 me encontraba convencido de que mi siguiente gran paso sería mi décimo disco, un álbum que llevaba el título tentativo de Fantasmas Grises. Incluso me fui de viaje a la playa con la intención de terminar de escribirlo, pero la inspiración nunca llegó como esperaba. Los días pasaban y, aunque lo intentaba, las canciones no avanzaban. Para abril del 2025 el proyecto seguía detenido en el mismo punto: apenas bocetos, apenas ideas sueltas.
Fue entonces, un fin de semana cualquiera de ese abril, cuando sucedió algo inesperado. Decidí jugar con los samples de Un Hombre Común, un disco que me había marcado tanto el año anterior. Con ayuda de inteligencia artificial comencé a separar pistas, recrear sonidos, deformarlos, y sin darme cuenta me sumergí en una maratón creativa de 24 horas sin dormir. Cuando finalmente levanté la vista, el disco entero estaba remixeado de principio a fin: nuevas texturas, nuevos ambientes, canciones transformadas en algo distinto, como si hubieran mutado en otra dimensión.
Al despertar después de ese desvelo, comprendí que lo que había creado no era solo un ejercicio de experimentación: era un disco en sí mismo. Decidí que este nuevo material debía existir como un homenaje y a la vez como el reverso de Un Hombre Común. Me inventé una narrativa fantástica para darle un marco conceptual: en ella, Felipe Tercero había encontrado el disco en un universo alterno, en un momento en que yo había podido saltar a otra dimensión, y lo había traído de regreso para compartirlo con nosotros.
En ese universo paralelo, yo no era el mismo músico de siempre, sino una superestrella, y por eso mismo decidí escribir las letras siguiendo una lógica de contrastes: si en Un Hombre Común había canciones de desamor, aquí serían de amor; si había tristeza, aquí habría felicidad; si allá dominaba la oscuridad, aquí brillaba la luz. Era como voltear un espejo y ver las mismas historias, pero desde el ángulo contrario.
Así nació Un Hombre Raro, un disco que terminé en menos de 48 horas, probablemente el proceso más rápido y espontáneo de toda mi carrera. No buscaba perfección técnica ni profundidad existencial, sino jugar, divertirme, y soltarme completamente a la experimentación.
De ahí surgieron temas que lograron conectar incluso fuera del experimento, como El DJ No Se Va, que es la contraparte de Tampico. La canción nació de aquel viaje a San Carlos en el que un DJ se quedó con nosotros todo un fin de semana, dándonos shows nocturnos improvisados solo para seis amigos. Otra de las piezas clave fue Escuela Secundaria, una canción ligera y sincera que habla de esos días en los que iba a clases no tanto por aprender, sino para ver a un amor adolescente.
Finalmente, el 25 de abril del 2025, Un Hombre Raro salió al mundo. Aunque había nacido como un juego y un accidente creativo, terminó ocupando un lugar muy especial en mi historia: un espejo distorsionado de Un Hombre Común, una versión alterna de mí mismo, y al mismo tiempo una prueba de que la música puede fluir cuando uno se entrega al azar y a la diversión.
Género: Indie pop, indie rock

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